El meloxicam es un antiinflamatorio no esteroideo del grupo del ácido enólico, con acciones antiinflamatorias, analgésicas y antipiréticas.
El mecanismo de acción es mediante la inhibición selectiva de la COX-2 en relación a la COX-1.
El meloxicam se metaboliza principalmente por oxidación del grupo metilo de la molécula tiazolil.
Cerca de la mitad de la dosis se elimina por la orina, el resto a través de las heces, en la orina sólo se encuentran huellas del fármaco sin modificaciones, en tanto que en heces se detecta menos de 5% de la dosis administrada.
Después de la administración oral, la absorción es del 89% y no se modifica con la ingesta simultánea de alimentos. Bajo un régimen de dosificación diaria, da lugar a concentraciones plasmáticas pico. En el rango de 0.4-1.0 µg/ml para la dosis de 7.5 mg o de 8.2 µg/ml con dosis de 15 mg obteniéndose concentraciones de equilibrio de 3 a 5 días.
Dentro de los efectos colaterales que causa el uso de AINEs son los trastornos gastrointestinales, sin embargo, los estudios publicados concluyen que el meloxicam es mejor tolerado, en comparación con drogas similares (diclofenaco, piroxicam y naproxen), mostrando una reducción del 36% de riesgo de efectos adversos gastrointestinales.
Meloxicam (7.5 mg a 30 mg) no está asociado al incremento en la incidencia de la toxicidad cardiovascular o renal, comparado con los AINEs tradicionales (no selectivos de COX-2). (Swan SK, et al. Effect of cyclooxigenase-2. Ann Intern Med. 2000: 133: 1-9).
El riesgo de presentar trastornos gastrointestinales con meloxicam depende de la dosis administrada.
El meloxicam y otros inhibidores selectivos de la COX-2 presentan un perfil farmacológico diferente de los AINEs convencionales, la tasa de riesgo/beneficio de un AINE dado, puede ser evaluada, considerando el porcentaje total de inhibición de COX-1 a un nivel terapéutico de inhibición de COX-2 (por ejemplo, a un 80% de inhibición de COX-2). Las dosis terapéuticas de los inhibidores selectivos de la COX-2 no afectan la agregación plaquetaria ni tampoco el tiempo de coagulación. (Farmacología de los inhibidores selectivos de la COX-2. pp 12-13).
Las vitaminas B1, B6 y B12 participan en el metabolismo de todas las células del organismo, pero su actividad predominante se ejerce sobre las células del sistema nervioso, por lo que se les ha denominado vitaminas neurotropas.
La vitamina B1, tiamina, es hidrosoluble, fue la primera de las vitaminas del complejo B que se identificó químicamente, sirve como cofactor importante en la descarboxilación de los ácidos pirúvicos y alfacetoglutárico. La deficiencia de esta vitamina se manifiesta por el metabolismo defectuoso de los carbohidratos.
Una de las alteraciones bioquímicas cardinales que acompaña al estado clínico de la deficiencia tiamínica, es un aumento de los valores circulantes de ácido pirúvico. La incapacidad para utilizar piruvato cuando hay deficiencia de tiamina se acompaña de dos síndromes, uno que afecta el sistema nervioso periférico y otro el sistema cardiovascular.
Como las necesidades de tiamina guardan relación con la intensidad del metabolismo, tanto el ingreso insuficiente de alimentos como el hipermetabolismo pueden producir síntomas de la enfermedad. (Wa Sodeman. Fisiopatología 7a. edición;1001-1002).
Además de participar en los procesos de síntesis de acetilcolina, el pirofosfato de tiamina está en el aporte energético neuronal al inhibirse la degradación de los carbohidratos, lo que impide la degeneración de las membranas axónicas (J. Nutr. 1995; 125:189-194). El pirofosfato de tiamina interviene en la liberación de este neurotransmisor de la membrana presináptica, pues se han encontrado altas concentraciones de tiamina fosforilada en las terminaciones nerviosas colinérgicas.
La absorción gastrointestinal de la tiamina que se ingiere con los alimentos sucede mediante un mecanismo de transporte activo; y cuando se administra en grandes dosis se absorbe por difusión pasiva.
La forma funcionalmente activa de la tiamina es el pirofosfato de tiamina, que interviene en el metabolismo de los carbohidratos como cofactor de las deshidrogenasas. (J.Nutr. 1995; 125; 189-194).
Piridoxina (vitamina B6): la piridoxina, el piridoxal y la piridoxamina se absorben rápidamente a nivel intestinal después que son hidrolizados a productos fosforilados.
Este compuesto es activado por conversión a fosfato de piridoxal, que interviene en diversas reacciones metabólicas con aminoácidos, incluida la descarboxilación y la transaminación.
La falta de piridoxina puede causar síntomas en el hombre, consistentes en cambios en la piel, sistema nervioso central y disminución en la producción de glóbulos rojos. Cuando la deficiencia se prolonga aparece actividad convulsiva en el sistema nervioso central.
Las dosis de vitamina B6 necesarias para controlar estos procesos son del orden de 200 a 600 mg al día en comparación con 1.5 a 2 mg al día como dosis normal de sostén.
La vitamina B12, cianocobalamina, se ingiere con los alimentos, se une al factor intrínseco en presencia de ácido gástrico y proteasas pancreáticas, este complejo llega al íleon distal donde interactúa con un receptor específico situado sobre las células de la mucosa ileal. Se sintetiza exclusivamente en las bacterias.
La absorción intestinal es mediada por receptores específicos situados sobre la superficie de las microvellosidades del íleo terminal y requiere cobalamina para fijarse a una glucoproteína muy específica.
Cianocobalamina o vitamina B12, es necesaria en cantidades ínfimas para la formación de nucleoproteínas, proteínas y glóbulos rojos, y para el funcionamiento del sistema nervioso.
La combinación de las vitaminas B1, B6 y B12 poseen actividad antinociceptiva, de acuerdo con las observaciones clínicas recientes, lo que se traduce en efectos analgésicos sustanciales (Clin Wocheschr. 1990; 68:103-148).