La toxicidad de paclitaxel se manifiesta en diferentes órganos, aparatos y sistemas, siendo las más importantes la mielosupresión y la neurológica.
Toxicidad hematológica: La neutropenia severa
(< 1,500 neutrófilos/mm3) se observó en 92% de los casos evaluados, la leucopenia con menos de 1,000 leucocitos/mm3 tuvo una incidencia de 6%, la trombocitopenia
< 50,000/mm3 fue vista en 1% de los casos. La anemia
(< 11 g/dl) se evidenció en 80% de los pacientes.
Neurotoxicidad: La neuropatía periférica es dependiente de la dosis y se presenta en 60% de los enfermos tratados. La sintomatología puede aparecer desde el primer ciclo de tratamiento, su frecuencia puede aumentar durante la terapia.
La neurotoxicidad se mejora o desaparece después de varios meses de haber terminado el tratamiento con paclitaxel.
Se han reportado, aunque con muy poca frecuencia, convulsiones y encefalopatías.
El 19% de los ciclos de paclitaxel se asociaron a una reacción de hipersensibilidad, pero sólo 2% de los pacientes desarrolló un cuadro severo que requirió tratamiento y/o suspensión de la infusión de paclitaxel.
Diarrea, hipotensión y dolor torácico fueron los síntomas más frecuentes. El 39% de los pacientes experimentó manifestaciones menores compatibles con hipersensibilidad a la medicación.
Ninguna de las reacciones menores requirieron la interrupción de la infusión de paclitaxel.
Cardiotoxicidad: En dos pacientes se han documentado anormalidades graves de la conducción del impulso eléctrico cardiaco.
La mayoría de los episodios de bradicardia e hipotensión fueron asintomáticos y no requirieron de tratamiento.
El 19% de los pacientes que tenían ECG normal previo al estudio desarrollaron un trazado anormal, comparado con 57% en el subgrupo con línea de base anormal.
Las modificaciones más frecuentes fueron anormalidades específicas en la repolarización, taquicardia sinusal y latidos prematuros.
Debido a que no hubo grupo control, la relación entre paclitaxel y las alteraciones del ECG no son claras, y en caso de ser necesario se debe indicar el requerimiento de un marcapaso transitorio o definitivo.
La neuropatía periférica se observó en 62% de los pacientes, manifestándose frecuentemente como parestesia leve.
La severidad de los síntomas aumenta con el incremento de la dosis. La neuropatía periférica resultante de terapia previa no es una contraindicación para paclitaxel.
En 55% de los pacientes se observó artralgia/mialgias leves que consistían en dolor en las grandes articulaciones, brazos y piernas. Los síntomas aparecen 2-3 días después de la administración de paclitaxel y se resuelven en pocos días. La incidencia y severidad de la artralgia y de la mialgia fue claramente dosis-dependiente y más frecuente en pacientes que recibieron G-CSF.
En pacientes con función hepática normal, la administración de paclitaxel indujo un aumento del 87% en la bilirrubina, 23% en la fosfatasa alcalina y 16% en las transaminasas (TGO) y (TGP).
No existe evidencia que la toxicidad de paclitaxel aumente en pacientes con enzimas hepáticas elevadas, pero no hay información disponible en pacientes con colestasis severa previa.
Debido a que en el hígado se lleva a cabo el metabolismo de paclitaxel, debe tenerse precaución cuando se administra a pacientes con daño hepático severo.
A las dosis recomendadas se ha observado en grado de leve a moderado alopecia y efectos colaterales gastrointestinales como: náusea, vómito, diarrea y mucositis.
Los síntomas menores como enrojecimiento facial, reacciones cutáneas, disnea, hipotensión o taquicardia no requieren la interrupción del tratamiento. Sin embargo, las reacciones severas como hipotensión que requiere tratamiento, disnea que requiere broncodilatadores, angioedema o urticaria generalizada requieren descontinuar inmediatamente paclitaxel y un tratamiento sintomático agresivo.
Si bien la aparición de neuropatía periférica es frecuente, el desarrollo de sintomatología severa es muy poco frecuente y requiere una reducción del 20% de la dosis en todos los ciclos subsecuentes de paclitaxel.