Psiquiátrico: Somnolencia. : El amlodipino es bien tolerado. En estudios clínicos controlados con placebo que incluyeron pacientes con hipertensión o angina, las reacciones secundarias más comúnmente observadas fueron:
Sistema nervioso autónomo: Bochornos.
Organismo en general: Fatiga.
Sistema cardiovascular: Edema.
Sistema nervioso central y periférico: Cefalea, mareos.
Gastrointestinal: Dolor abdominal, náuseas.
Ritmo cardiaco: Palpitaciones.
En estos estudios clínicos no se observaron modificaciones importantes en los estudios de laboratorio que pudieran relacionarse con la administración de amlodipino.
Reacciones secundarias que se han observado menos comúnmente:
Sistema nervioso autónomo: Sequedad bucal, diaforesis.
Organismo en general: Astenia, dolor de espalda, malestar general, dolor, aumento/disminución del peso corporal.
Sistema cardiovascular: Hipotensión, síncope.
Sistema nervioso central y periférico: Hipertonia, hipoestesia/parestesia, neuropatía periférica, temblor.
Endocrino: Ginecomastia.
Gastrointestinal: Alteración en los hábitos intestinales, dispepsia (incluyendo gastritis), hiperplasia gingival, pancreatitis, vómito.
Metabólico/nutricional: Hiperglucemia.
Musculosquelético: Artralgia, calambres musculares, mialgia.
Plaqueta/hemorragia/coagulación: Púrpura trombocitopénica.
Psiquiátrico: Impotencia, insomnio, cambios en el estado de ánimo.
Respiratorio: Tos, disnea, rinitis.
Piel y anexos: Alopecia, hipopigmentación, urticaria.
Sentidos: Alteración del gusto, tinnitus.
Urinario: Poliaquiuria, desorden de la micción, nicturia.
Vascular (extracardiaco): Vasculitis.
Visión: Alteraciones visuales.
Leucocitos: Leucopenia.
Rara vez pueden ocurrir reacciones alérgicas incluyendo prurito, rash, angioedema y eritema multiforme.
Hepatitis con muy poca frecuencia también se han llegado a reportar ictericia y elevación de las enzimas hepáticas (principalmente relacionadas con colestasis).
En asociación con amlodipino se han reportado algunos casos lo suficientemente graves como para requerir de hospitalización. En la mayoría de los casos es incierta una relación causal.
Al igual que con otros calcioantagonistas se han comunicado en raras ocasiones los siguientes eventos adversos los cuales no pueden distinguirse de la historia natural de la enfermedad subyacente: infarto del miocardio, arritmia (inclusive bradicardia, taquicardia ventricular y fibrilación auricular) y dolor torácico.
El efecto adverso más frecuente de AAS es la propensión a inducir ulceración gástrica o intestinal, debido fundamentalmente a la irritación local que provoca y a la inhibición de la biosíntesis de prostaglandinas gástricas que inhiben la secreción ácida por el estómago y promueven la secreción mucosa citoprotectora por el intestino. Otros de sus efectos también dependientes de la inhibición de la biosíntesis de las prostaglandinas endógenas incluyen disturbios de la función plaquetaria consistentes en el bloqueo de la formación del tromboxano A2 por la plaqueta, un potente agente agregante con lo que aumenta el tiempo de sangría. La prolongación de la gestación
y del trabajo de parto se debe a la inhibición de la síntesis de las prostaglandinas de la serie E y F que son potentes agentes uterotrópicos y aumentan notablemente en las horas que preceden al parto.
El ácido acetilsalicílico tiene poco efecto sobre la función renal normal, sin embargo, reduce el flujo sanguí-
neo renal y la tasa de filtración glomerular en pacientes que están hipovolémicos.
Su uso crónico puede causar nefropatía hasta llegar a insuficiencia renal irreversible. En individuos con intolerancia, pueden presentarse síntomas que varían de una rinitis vasomotora con profusa secreción acuosa hasta el colapso vasomotor total.
Evidencias epidemiológicas sugieren la asociación del uso de ácido acetilsalicílico en niños con problemas de varicela, influenza A o B y aparición de síndrome de Reye.